martes, 11 de agosto de 2009

Hombre

I.
Al principio el aire era casi líquido. El hombre dentro parecía atrapado, pero en realidad disfrutaba en absoluta calma el latir de su corazón, arrítmico al oído poco entrenado de la mayoría, pero que servía de estandarte a una sinfonía por venir, sus tonos bajos haciendo vibrar la sangre en las venas del hombre, y por extensión el espeso aire.

II.
¡Respiración! Los puños se cierran y el aire se lleva el crujir indoloro de los huesos de su mano, llevando la percusión a las orillas del mar de aire. Se abren y se cierran casi latiendo, llevando un ritmo diferente que la sangre y el corazón.

III.
Ojos abiertos. Cada pestaña manda ondas independientes por la superficie del aire, los círculos se impactan y crean un patrón, el hombre lee el lenguaje de su vida en la simetría superpuesta, habla con el movimiento del aire, ve con la música en su cabeza.

IV.
Labios separados. Los dientes se muestran, un grito silencioso crea nuevas formas en la espesa nube invisible. No articula, el cuerpo líquido se estremece, el hombre permanece inmóvil a pesar del aire en movimiento.

V.
El mundo se mueve. El aire crece y cubre el mundo.

VI.
La música explota e invade el mundo. El hombre transmite su mente al mundo. El aire lleva la música del hombre. La música lleva la mente del hombre. El mundo entiende la música del hombre. El mundo se deja llevar por el hombre. El mundo no tiene miedo porque tiene la música del hombre.

La música se acaba.
Se acaba el mundo.
Se acaba el hombre.

1 comentario:

Mondblüme dijo...

El mundo se mueve. ¿El hombre se mueve? ¿La música se mueve?